La Manufactura Breguet sigue ofreciendo relojes clásicos a su clientela tradicional. El registro de Breguet sigue recogiendo nombres notables del Reino Unido, España o Rusia, así como italianos acaudalados y numerosos príncipes alemanes y rumanos. A esta lista se incorporan además figuras públicas de Constantinopla y El Cairo, así como de lugares tan lejanos como Brasil. Por otro lado, Breguet se dedica a desarrollar instrumentos especialmente ideados para responder a las necesidades de la aviación.
Arthur Rubinstein, probablemente el pianista más distinguido del siglo, visitaba con frecuencia la tienda Breguet en su paso por París y poseía una pequeña colección de modelos de la marca. Su reloj Nº 1682 con fecha y termómetro era excepcional, dada su rarísima forma ovalada, y tenía una curiosa historia. En realidad, la caja había sido fabricada por Breguet en 1822 para un aristócrata ruso, el conde Panin. En aquellos días éste era una “imitación de reloj”, en otras palabras, una caja destinada sencillamente a enmarcar un retrato. Mucho tiempo después, en 1884, esa caja fue devuelta a Breguet, quien le introdujo un movimiento y le confirió al reloj su actual configuración.