En 1775 da comienzo el reinado de Luis XVI, que trajo un soplo de aire fresco para Francia. El rey es amigo de las artes, y Breguet aprovecha este hecho para poner en marcha su negocio, que avanza viento en popa hasta el estallido de la Revolución Francesa en 1789. La inestabilidad imperante en París le obliga a abandonar su país de adopción y regresar a Suiza. Tras su regreso a Francia, Abraham-Louis Breguet se entrega a la tarea de reconstruir su negocio y buscar nuevos clientes.
Primera esfera con decoración guilloché grabada a mano.
La decoración guilloché es un tipo de artesanía mecánica que consiste en el grabado de precisión sobre materiales en cuadrículas de líneas rectas, curvas o discontinuas; una obra de arte hecha con la ayuda de tornos especialmente dedicados para el guilloché que crean formas circulares o patrones lineales.
En 1786, Abraham-Louis Breguet ya se sentía atraído por la estética aplicada a la relojería, que permitía dar a las cajas y a otros componentes un aspecto sedoso y una textura agradable. No obstante, lo que le interesaba ante todo era el carácter funcional del proceso. La técnica proporcionaba una mejor protección contra el desgaste de las superficies pulidas, que a menudo sufrían arañazos y deslustre. Sus propiedades antirreflectantes permitían también una mejor lectura de la esfera. A esto había que añadir que los patrones del guilloché ayudaban a delimitar diferentes zonas para la lectura de la esfera, como el disco horario, el segundero pequeño, el indicador de la reserva de marcha, etc.
Por todo esto, el uso del guilloché en el diseño de sus relojes estaba destinado a adquirir una importancia cada vez mayor. De hecho, dio lugar a la aparición de un “estilo Breguet” claramente distintivo. Entre otras cosas, los contrastes en las esferas le permitieron usar agujas estilizadas en lugar de las barrocas típicas de la época. Conocidas hoy como “agujas Breguet”, son reconocibles por su estilizado cuerpo, que termina en la famosa forma “pomme” hueca. Estas agujas alcanzaron un éxito inmediato.
Al comienzo del siglo XIX, las esferas con guilloché superaban en número a las esmaltadas entre las creaciones de Breguet. La continua lealtad de la marca a esta técnica la convirtió en uno de sus emblemas distintivos. La mayoría de las colecciones contemporáneas de Breguet presentan esferas guilloché de oro plateado, firmadas ahora con el distintivo “Swiss Guilloché Main”.